La otra cara de la moneda
¡Hola chicuelos!
Quiero saludarles primero que todo, tengo tanto tiempo que no les cuento algo, aunque sí hay cosas para poder hacerlo, pero no tengo mucha motivación de contar nada, una vez me dijeron que para escribir uno tiene que estar enamorado o decepcionado y no hay cosa más cierta que esa, pero por lo general es la segunda la que predomina, pues la primera casi nunca nos lleva a escribir, sería perder el tiempo de disfrutarlo; así que, por eso me he perdido tanto.
Como vieron en el título esta es una versión distinta o contraria a algo que ya les había contado, no lo escribí hoy ni es mi versión siquiera, pero les gusta siempre conocer detalles a quienes leen una historia, tal vez se publique en un mes o más, es algo que recibí hace un tiempo y por diversas razones solo lo dejé en borrador con fecha para que pueda publicarse y después tal vez yo pueda compartirles el enlace y puedan verlo. Les conté una vez sobre un chico, peruano, con quién me hice mucha ilusión por la comodidad y naturalidad de la confianza lograda a través de una amistad, actué de manera incorrecta en algunos casos y cosas que dije allí las supe por personas cercanas a él, que directamente me mostraban conclusiones, saqué como siempre mis propias conclusiones, pues creo que merezco más de lo que he recibido y muchas veces eso me molesta, pero, sé reinventarme, levantarme y cambiar de nuevo mi vida, mi rumbo y mis propósitos, hasta que me vuelvo a enamorar.
Sin embargo, después de un tiempo recibí un mensaje en mi página, había leído el artículo, pensó que cada pregunta merecía una respuesta y se tomó el tiempo de escribirlo, de escribir su versión, su punto de vista, su contra parte a lo que yo pude haber descrito en ese blog, soy de las personas que escriben lo que sienten pero no lo comparten en el momento que lo vive, por eso decidí publicar y compartir con ustedes la otra cara de la moneda, es decir también la versión de él, así que, les dejo la contra parte de este relato por llamarlo así.
Aquí la tienen...
No fue un rechazo, fue por temor a que te fueras.
¡Hola! ¿Qué tal? Pasaba por aquí para escribir y dejar mi granito de arena en este blog.
Hace un tiempo tuve la suerte de conocerte, sabía que tenías un blog, en su momento lo leí, pero cuando nos dejamos de frecuentar dejé de hacerlo por el bien de ambos. Hoy me ganó la curiosidad y empecé a leer de adelante hacía atrás tratando de enterarme qué había sido de tu vida. Hasta que leí “Me rechazaron por ser venezolana...”, quisiera contar parte de lo sucedido y creo que a más de uno le gustaría saber la otra perspectiva.
Todo empezó con esa mirada, de esas que te intimidan un poco y luego vuelves por más. Nunca nadie me había mirado a los ojos con tanta intensidad. Sinceramente, no me percaté en qué momento empezamos a hablarnos con más confianza. Todo salía natural. Cada vez fue más intenso, ya no era una simple amistad, nos veíamos casi a diario. Mientras más te conocía, empezó el miedo. Me carcomía el cerebro de sólo pensar en todas las cosas y personas que dejaste atrás. El miedo que en algún momento dijeras “me voy, todo está mejor y optaré por regresarme”. ¿y yo? ¿qué respondería en ese caso? Tuve el corazón frío y decidí alejarme.
Hasta que …
Nos volvimos a ver, a conversar, todo volvió a la normalidad, pero había algo que sí o sí tenía que contarte. No era justo ocultarlo. La noticia era para ponerle punto y final. Tuve que decirlo. Creo harías lo mismo si fuera al revés.
Siempre hablé con mi familia sobre ti, contaba sobre las costumbres que tenías, cosas generales. Más nunca hable de lo maravillosa persona que eres, de la capacidad para escribir lo que se te pase por la mente, de lo graciosas que resultaban ser nuestras conversaciones... En fin, no soy de contar cosas personales a nadie, soy muy reservado.
Soy peruano, ella es venezolana; “Sentir algo mutuo y que no se pueda dar” no por xenofobia, sino por el temor a que quieras partir, volver, regresar... dejarme. Decidí no arriesgarme, antes ya me habían fallado y no tuvo nada que ver con la nacionalidad. Ahora bien, la conversación que tuviste con algunos miembros de mi familia, me lo enteré mucho después de dejarnos de hablar, no tuvo nada que ver en la decisión que tomé. Hay miles de formas de dirigir nuestra propia vida y yo (no sé si para bien o para mal) decidí seguir este camino.
La xenofobia no se aplica a este caso, sé que hay muchos casos en mi país, pero este no lo es.
¿Cuánto puedes juzgar a una persona sin conocerle?: Te conocí lo suficiente y nunca te juzgué.
¿Hace la nacionalidad a la persona? No, sino todos los peruanos seríamos rateros.
¿Qué opinas de la diversidad? Le da ese toque de emoción a la vida, te cambia la manera de pensar.
¿Por qué creerse superior si todos somos latinos? No pienso que nadie sea superior
¿Miedo? ¿A qué? Miedo a que... en algunos meses, años o décadas... decidieras dejarme.
Todos merecemos una oportunidad, yo la desaproveché. Si estas leyendo esto, pienso más en las murallas del pasado, a no poder dejar atrás todo lo que se ha vivido, a extrañar personas con las que compartiste mucho tiempo, a revivir momentos...
Como comer arepa con Inka Kola.
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